Elecciones Legislativas 2009


Repetimos el jardín de infantes

Las funciones de la institución Estado en el liberalismo teórico, son de alguna forma discriminables de las funciones del establishment económico; esto es: el Estado debe proveer bienes públicos, intervenir para evitar las crisis económicas, garantizar los derechos sociales de los ciudadanos, impulsar el desarrollo a través de una adecuada política impositiva y de gasto e inversión pública, impartir justicia, garantizar la propiedad privada, etc. Pero mientras la atención liberal se centra en el debate respecto de cuál es el lugar que debe ocupar el Estado en la economía (funciones inherentes) o de “cuánto” Estado es el óptimo (grado de intervención); en la realidad del escenario internacional, el liberalismo de la teoría dista considerablemente con el de la práctica. Al respecto de la economía política y de la relación entre Estado y economía, adquiere especial connotación una frase acuñada por David Rockefeller durante una entrevista realizada por la revista Newsweek.
"En los últimos años ha habido una tendencia en muchas partes del mundo respecto de la democracia y las economías de mercado. Esta consiste en la reducción del rol del gobierno, una postura que generalmente los grupos económicos suelen compartir. Pero, entonces, en la otra cara de la moneda, alguien tiene que tomar el lugar del gobierno, y a mi entender el ámbito de los negocios resulta la entidad lógica para hacerlo."
Como si el problema no estuviese dado por cuáles son las funciones del Estado, o cuánto Estado es el que debe intervenir en la economía, el dilema de Rockefeller consiste en si el Estado es o no es la institución que debe cumplir ese rol.
Ahora bien, supongamos por un instante que los grupos económicos fueran los encargados de cumplir con el rol del gobierno. Si esto fuese así, todo el debate respecto al tamaño y al alcance del Estado resultaría obsoleto y todo lo escrito en relación a la interacción “política-economía” debería reescribirse considerando el nuevo modelo: “economía-economía”.
Bajo el supuesto maximizador de beneficios, un establishment económico que cumpla las funciones del gobierno frente a los intereses del establishment económico, resulta tan grotesco como un violador de niños que regentea un hogar infantil.
Pero en nuestra sociedad actual lo inconcebible y lo repugnante ya no nos asombra. De hecho son cosas que cada vez ocurren con mayor naturalidad. Sin ir más lejos, el domingo pasado la mayoría de los votantes argentinos inclinaron la balanza hacia la derecha (de las corporaciones y no tanto de la ideología) con sus votos. Los millonarios se regodean imaginando a todo un país de infinitos recursos donde hechar mano para multiplicar sus ganancias y su poder, de la misma forma que el violador se relame imaginando a decenas de niños jugando en el patio de su guardería.
Las palabras de Rockefeller, vuelven a cobrar relevancia: la entidad que “lógicamente” tiene que hacerse cargo del gobierno es probablemente la que ya se ha hecho cargo.
Actualmente estamos en el asiento del conductor del motor de la economía global. Estamos fijando políticas de gobierno en lugar de observarlas desde afuera.
Dijo textualmente el compañero millonario.

Probablemente vos no lo escuchaste ni lo leíste, pero Bush lo escuchó, Berlusconi lo escuchó y la dupla Francisco– Mauricio también lo escuchó.

Despertate nene, que se nos hace tarde para ir al jardín.

Lucas Bols

25 de Junio de 2009

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