Ejército israelí: La fuerza de los cobardes


Comentaba el joven Ernesto Guevara en su diario de viajes por Sudamérica, que durante su trayecto siempre la solidaridad la recibieron de los que menos tenían, que cuando necesitaron ayuda notaban que los ricos hacendados a lo sumo los dejaban pasar la noche en un establo con animales y ni un plato de sopa les ofrecían; mientras que, en cambio, los más humildes los invitaban a sus casas, compartían su propia y escasa comida y lo más importante, les entregaban su corazón; a ellos, que no eran más que dos vagabundos desconocidos.
Hoy somos testigos de que el mundo poco ha cambiado. En estos días un barco turco con ayuda humanitaria para los palestinos que mueren hambreados y sitiados en la Franja de Gaza fue asaltado y ametrallado por el ejército israelí. En la masacre murieron al menos 10 “activistas” como los llaman los grandes medios de comunicación en referencia a lo amenazante de su condición (ellos prefieren a los “pasivistas”, que impávidos y atolondrados vemos pasar la vida por televisión). Una vez más queda en evidencia quién es quién en este mundo de asimetrías. Un millón y medio de palestinos en situación desesperante, reducidos a la humillación, masacrados sistemáticamente por la arrogancia y el odio de Israel, con los sistemas sanitarios colapsados, imposibilitados siquiera de abandonar esa realidad y condenados a morir lentamente de hambre, miseria y enfermedades medievales, recibe la solidaridad del pueblo de Turquía y, sin embargo, luego de esta agresión desproporcionada, otro grupo zarpó con ayuda humanitaria hacia el mismo destino, otra vez y gracias al cielo, los “activistas”: un barco de bandera irlandesa que, a pesar de lo ocurrido y de las amenazas, mantuvo su curso hacia las costas de Gaza (por supuesto, fue interceptado y obligado a desviarse impulsivamente hacia un puerto israelí).
Respecto de la masacre y como no podía ser de otra manera, Estados Unidos no emitió ni una sola palabra de condena, sabemos que Israel es el brazo armado de Estados Unidos en Medio Oriente, así que nadie esperaba una reprimenda del Tío Sam, Obama dijo que quería estudiar las circunstancias que habían rodeado a la tragedia. Las grandes potencias europeas, también se cagaron en las patas y a lo sumo manifestaron estar “consternados”, los grandes gobiernos del mundo ni siquiera reaccionaron. Todos miraron para otro lado, se encogieron de hombros y pusieron cara de “¡qué barbaridad!”. La ONU ni hablar, ese enclave estéril de gordos parásitos que pretenden representar a la humanidad con el culo aplastado en sus sillones mientras obedecen las directivas que les bajan los que realmente gobiernan al mundo desde las corporaciones multinacionales, a través de su secretario general Ban Ki-moon ordenó una investigación sobre los hechos. Israel dijo que no, la ONU dijo “ah, bueno” y ahí quedó todo.
Menos mal que aún están los pueblos, las gentes y los activistas. Menos mal que hay personas como los turcos y los irlandeses que sin tener el poder de los yanquis, ni el de los alemanes, ni el de los franceses, ni el de los chinos, tienen más pelotas que todos aquellos juntos y siguen mandando sus barquitos con comida y pertrechos para ayudar a nuestros hermanos palestinos que tanto lo necesitan.
Volviendo al Che Guevara. En ocasión de su militancia política en Cuba, cuando había dejado de ser el joven de la motocicleta y ya era Comandante, recibió en una oportunidad una carta de Marruecos escrita por una mujer que, también Guevara de apellido, le preguntaba si era posible que fuesen parientes; el Che le respondió:
"…de verdad que no sé bien de qué parte de España es mi familia (...) No creo que seamos parientes muy cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros, que es más importante."
Vaya mi más fuerte y sincero abrazo a los compañeros palestinos que resisten, a los compañeros turcos que subieron a esos barcos, a los compañeros irlandeses que siguen insistiendo y mi más sentido homenaje a los compañeros que cayeron heroicamente bajo el fuego de los cobardes soldados israelíes.

Lucas Bols
Mendoza, Junio de 2010

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