Día del periodista


Cuando Ignacio Ramonet habla de la censura en democracia, lo que intenta explicar es cómo dentro de una catarata informativa se logra que temas importantes pasen desapercibidos. Esta novedad periodística encuentra correlato en la historia. Así, por ejemplo, muchos podríamos recitar de memoria alguno de los 20 poemas de amor y una canción desesperada que escribiera Pablo Neruda pero sin embargo, quedó en el olvido Canto General en donde el poeta reescribe la historia de América. Lo mismo sucede con Mariano Moreno a quién se lo intenta ocultar bajo el recuerdo del día del periodista.
Cierto es que el Secretario de la Primera Junta tuvo a su cargo la redacción de la Gaceta de Buenos Aires, el primer diario y órgano oficial del gobierno revolucionario, y esto no es un tema menor, como menores no son el haber tenido a su cargo la dirección de los departamentos de gobierno, de guerra y relaciones exteriores; o fundar la biblioteca pública y el establecimiento de una academia de instrucción militar y de matemática para los oficiales que además de ser valientes debían ser también doctos; o crear una fábrica de armas y preocuparse de los intereses de la industria y el comercio. Lo que queda claro es que Mariano Moreno tuvo gran cantidad de motivos para ser recordado por la historia, sin embargo se lo recuerda en su rol de periodista ya que de haber elegido cualquier otro aspecto hubiesen quedado en evidencia sus ideas.
Sus ideas no escapaban a las de un Jacobino que veía con buenos ojos las ideas gestadas en la Revolución Francesa. Éstas quedan plasmadas en la redacción de un Plan de Operaciones, destinado a unificar los propósitos y estrategias de la revolución. En él, se propone promover una insurrección en la Banda Oriental y el Sur del Brasil, seguir fingiendo lealtad a Fernando VII para ganar tiempo, y garantizar la neutralidad o el apoyo de Inglaterra y Portugal, expropiar las riquezas de los españoles y destinar esos fondos a crear ingenios y fábricas, y fortalecer la navegación. Recomendaba seguir "la conducta más cruel y sanguinaria con los enemigos" para lograr el objetivo final: la independencia absoluta.*
Tanta importancia y tan claras eran las ideas de Mariano Moreno que los sectores conciliadores con las ex autoridades coloniales decidieron enviarlo en misión diplomática a Europa, viaje que aprovecharon para envenenarlo. Ya sin Moreno y con Manuel Belgrano y Juan José Castelli peleando guerras imposibles, moría el espíritu de la revolución. Se consumía el fuego.
Así como Mariano Moreno se lo conmemora en el día del periodista, a Manuel Belgrano sólo se le reconoce el haber creado la bandera, de Don José de San Martín sólo se destaca el cruce de los Andes que, de por sí solo, poco tiene de importante, y la lista sigue hasta nuestros días. Lista que todavía no omite a quién inauguró la escandalosa deuda externa, a quién masacró a los pueblos originarios o a quién intentó vendernos a Inglaterra.
Esto no es más que un ejemplo claro de la llamada censura en democracia, esa sensación de estar informados cuando en realidad se nos cuentan pocas cosas y muchas veces en forma distorsionada. Alguien dijo una vez que no saber es malo, pero estar equivocado es peor que no saber.
“Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”. Mariano Moreno*

Esteban Marcussi
Julio de 2010
*Mariano Moreno, Plan Revolucionario de Operaciones (Ed. Quadrata: Buenos Aires, 2006)

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