Bases norteamericanas en Colombia


BURDO

El fin de la hipocresía adquiere por estos días en América Latina, connotaciones realmente inéditas. Estados Unidos ha firmado un convenio con el presidente Uribe para ocupar con tropas y pertrechos siete bases militares en Colombia y la escandalosa excusa esgrimida para tal fin es la de apoyar al gobierno de dicho país en su lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
Atrás y disminuidas en la perspectiva histórica quedaron las ridículas justificaciones intervencionistas de Estados Unidos como la autovoladura del acorazado Maine en la Cuba de 1898 para intervenir en la guerra que los cubanos ya tenían ganada a los españoles, o la acusación del jefe de la CIA John Foster Dulles de infiltración en Guatemala del “comunismo internacional” cuando en realidad pretendía proteger sus acciones en la empresa United Fruit ante las pretensiones de reforma agraria del presidente Jacobo Arbenz, o la más reciente y sangrienta invasión, saqueo y masacre de más de medio millón de civiles iraquíes bajo la supuesta búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak (por sólo nombrar algunas de las tantas).

Da un poco de vergüenza y bastante preocupación el caer en la cuenta de que como latinoamericanos somos tan subestimados. ¿Siete bases militares para combatir el narcotráfico en Colombia? ¿Realmente somos tan ingenuos y tan mansos como para tragarnos en silencio semejante batracio? Ni falta hace recalar en refutaciones cuando los argumentos se caen a pedazos por su propio peso. Y en este caso, lo burdo preocupa tanto por burdo como por el hecho en sí.

Luego de Bariloche quedó flotando en la atmósfera una extraña sensación de déjà vu. Es que fue inevitable recordar ese pergenio imperialista denominado Alianza para el Progreso, impulsado por el régimen de Kennedy para la región como franca acción política ante el “mal ejemplo” de la revolución cubana. En la cumbre de Punta del Este de 1961 y a propósito de esa reunión, el Che Guevara disparaba:
“¿No tienen un poco la impresión de que se les está tomando el pelo? Se dan dólares para hacer carreteras, se dan dólares para hacer caminos, se dan dólares para hacer alcantarillas; señores, ¿con qué se hacen las alcantarillas, con qué se hacen las casas? No se necesita ser un genio para eso. ¿Por qué no se dan dólares para equipos, dólares para maquinarias, dólares para que nuestros países subdesarrollados, todos, puedan convertirse en países industriales?”.

Ahora el “mal ejemplo”, además de Cuba, lo están dando Venezuela, Ecuador y Bolivia quienes recogen la posta de la brutal honestidad guevarista y en las respectivas alocuciones de sus mandatarios en la reunión de la UNASUR lo manifiestan abiertamente. Hugo Chavez hablando directamente del documento “Libro Blanco del Comando de Movilidad Aérea y Estrategia Global de Bases de Apoyo” y describiendo con todo detalle las intenciones del Comando Sur norteamericano en la región, tratando de despertar a los presentes del letargo mongoloide en que parecen estar sumidos, para que comprendan la verdadera gravedad de las circunstancias; Rafael Correa aniquilando con cifras y estadísticas directas los argumentos infantiles de utilidad de las bases militares extranjeras en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, y explicando desde su experiencia de haber tenido una base norteamericana en Manta, el verdadero papel que cumplen estos asentamientos en suelo latinoamericano; y finalmente Evo Morales pidiéndole a los mandatarios que dejen de hacer buena letra con el Imperio y desistan de justificar la decisión de Colombia bajo el argumento de “respetar la soberanía de cada país” (sometiendo su propia soberanía a los yanquis), y proponiendo que en todo caso la decisión de instalación de tropas norteamericanas se acepte o no a partir de un referéndum regional.

El gobierno norteamericano fracasó con el ALCA y ya no tiene tiempo de rodeos y sutilezas, no pudieron vendernos ese refrito de Alianza para el Progreso y fueron directamente al grano: activaron la cuarta flota y ahora plantaron siete bases militares en la región.

Y ante esa realidad, asusta y preocupa la tibieza y la mal entendida “diplomacia” del resto de los mandatarios presentes frente a la postura abiertamente lacaya de Uribe y de Alan García. Por lo menos no seamos tan ingenuos y no nos engañemos a nosotros mismos respecto de algo tan burdo como la verdadera intención de los Estados Unidos al instalar bases militares en nuestra región.

A esta altura de nuestras experiencias históricas y luego de un derrotero de planes cóndor, de venas abiertas, de gritos, de llantos y de heridas que siguen sangrando, ya no puede caber la pregunta ingenua de qué es lo que pretenden los norteamericanos en nuestro continente.

Lucas Bols
Mendoza 1 de Setiembre de 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario