Cuando la negra llegó, Jorge supo que tenía que justificarse. Con su acostumbrado tono tranquilo le preguntó cómo marchaban las elecciones y él le contestó diciendo que el gobierno la tenía peor de lo que había imaginado. Ella lo miraba con ternura mientras cebaba mate. En silencio. Como esperando algo…
“…la verdad te digo negra, es lo mismo el que gane. Nada va cambiar. Si los partidos políticos ya no tienen bases, mucho menos van a tener un ideario político. Hoy los radicales se hacen peronistas, los demócratas se juntan con el empresario que mejor posicionado esté, los peronistas ni la marchan se saben, los de izquierda son tan pocos pero están tan divididos que no sabes a quién apoyar. Acá cada uno hace su juego. Mi Negra, vos sabes que cuando hubo que jugárselas, nosotros lo hicimos. Te acordás cuánto tiempo estuvimos viviendo en la clandestinidad, cuántos amigos cayeron… para ver ahora como negocian la sangre derramada. Todo esto es una vergüenza”
Jorge se levantó de la silla, caminó un poco por la cocina, volvió a sentarse, apagó la televisión y sintonizó una radio que hablaba de las elecciones. Miró por la ventana y sin observarla a ella le dijo: Ellos nos traicionaron, y sin embargo nosotros seguimos defendiéndolos como si fueran eso que ya no son, o que tal vez nunca fueron. Todos buscan la comodidad, y la verdad, qué querés que te diga Negra, elegir entre dos pedazos de mierda cuál es la diferencia. Ahí en el laburo, andaban diciendo que es mejor que ganara Jaque porque de lo contrario más adelante nos iban a echar a todos a la mierda y la verdad, si son dos pedazos de mierda… a mí me da lo mismo, así que lo vote a él que por lo menos es del partido. El General siempre pidió que votáramos a los candidatos del movimiento así que yo sigo leal a mi partido por el que tanto peleé…
Ya era hora de cambiar la yerba, así que la Negra se levantó de la silla y antes de perderse en la despensita lo miró a los ojos, sollozó un poco y le dijo: Lo que pasa es que vos ya te olvidaste de todo lo que sufrimos pero yo no, yo no me olvido y me cago en el laburo de mierda que tenés, tanto me cago que yo no los voté, pero a ninguno voté, ni a éste ni al otro. Yo no me vendo Jorge, yo no me vendo.
Por Esteban Marcussi
“…la verdad te digo negra, es lo mismo el que gane. Nada va cambiar. Si los partidos políticos ya no tienen bases, mucho menos van a tener un ideario político. Hoy los radicales se hacen peronistas, los demócratas se juntan con el empresario que mejor posicionado esté, los peronistas ni la marchan se saben, los de izquierda son tan pocos pero están tan divididos que no sabes a quién apoyar. Acá cada uno hace su juego. Mi Negra, vos sabes que cuando hubo que jugárselas, nosotros lo hicimos. Te acordás cuánto tiempo estuvimos viviendo en la clandestinidad, cuántos amigos cayeron… para ver ahora como negocian la sangre derramada. Todo esto es una vergüenza”
Jorge se levantó de la silla, caminó un poco por la cocina, volvió a sentarse, apagó la televisión y sintonizó una radio que hablaba de las elecciones. Miró por la ventana y sin observarla a ella le dijo: Ellos nos traicionaron, y sin embargo nosotros seguimos defendiéndolos como si fueran eso que ya no son, o que tal vez nunca fueron. Todos buscan la comodidad, y la verdad, qué querés que te diga Negra, elegir entre dos pedazos de mierda cuál es la diferencia. Ahí en el laburo, andaban diciendo que es mejor que ganara Jaque porque de lo contrario más adelante nos iban a echar a todos a la mierda y la verdad, si son dos pedazos de mierda… a mí me da lo mismo, así que lo vote a él que por lo menos es del partido. El General siempre pidió que votáramos a los candidatos del movimiento así que yo sigo leal a mi partido por el que tanto peleé…
Ya era hora de cambiar la yerba, así que la Negra se levantó de la silla y antes de perderse en la despensita lo miró a los ojos, sollozó un poco y le dijo: Lo que pasa es que vos ya te olvidaste de todo lo que sufrimos pero yo no, yo no me olvido y me cago en el laburo de mierda que tenés, tanto me cago que yo no los voté, pero a ninguno voté, ni a éste ni al otro. Yo no me vendo Jorge, yo no me vendo.
Por Esteban Marcussi
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