Sobran los mendigos...

“Sobran los mendigos, que dan mala fama a nuestra ciudad y la gente adinerada ya no vendrá a comprar. Echadlos. Fuera.”

¿Quién no quiere vivir en Londres, en París, en Roma o en New York?

¿Quién no quiere vivir en ciudades como Dios manda?

Nosotros tenemos esa posibilidad, por suerte, porque Buenos Aires puede volver a transformarse en la París de Sudamérica como lo fue en la época de las grandes familias patricias argentinas tales como los Unzue, los Alvear, los Anchorena, los Bullrich, los Pueyrredón y tantos otros. En aquellos años se podía caminar y recorrer la Recoleta contemplando una marea de artistas, intelectuales, políticos, militares y personas de buena familia disfrutando de un paseo al aire libre, disfrutando de una ciudad cosmopolita. Los niños correteaban por las aceras perseguidos por las criadas de la familia que intentaban alejarlos de las tiernas travesuras. Las celestinas explotaban su arte de unir buenos apellidos. Éramos felices, felices de verdad.

Después vino el peronismo con su zurdaje embrutecedor y su mugre invadió nuestra ciudad, la que nos pertenece por derecho propio.

Durante años vivimos escondidos de esos desagradables seres de países vecinos, y de nuestro norte también, que afean las plazas y los paseos públicos.

Por suerte, ha llegado el día en que volverá a florecer nuestra estirpe.

Esto se lo debemos a Maurizio Macri y a su Unidad de Control del Espacio Público (UCEP) que de una vez y por todas están barriendo a los mendigos de las calles moliéndolos a palos, literalmente, como se merecen. Y para que escarmienten y entiendan que no pertenecen a esta metrópoli, no tienen contemplaciones ni con embarazadas, ni con viejos ni con nadie. Cuando esos flojos que no quieren trabajar decidan armar sus chozas en las puertas de las iglesias porteñas, allí estará la UCEP para sacarlos a patadas. Cuando monten asentamientos debajo de la autopista disponiendo de ella libremente y prohibiéndonos a nosotros poder disfrutarla, allí estará la UCEP. Cuando usen los bancos de las plazas como sus habitaciones, aparecerá la UCEP. A donde se escondan, la UCEP los encontrará. Esas personas sin alma ya no ensuciarán nunca más nuestra ciudad porque no economizaremos más en su sangre.

Lucharemos contra el Observatorio de Derechos Humanos de marca tendencia soviética que quiere incriminar esta actitud patriótica de lesiones, amenazas, coacción agravada e incumplimiento de los deberes de funcionario público. No dejaremos que esos criminales quieran hacerse pasar por víctimas.

¡Va a estar bueno Buenos Aires!... muy PRO.


Esteban Marcussi

Mendoza, 1 de noviembre de 2009

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