Los colores (sucios) del alma

 
Mire señor Presidente, ahora que empieza el año los muchachos de la hinchada me pidieron que sea yo quién hablara con usted y le dijera lo preocupados que estamos. Sabemos que la situación del club no es la mejor, que estamos casi quebrados y de que todos los socios somos responsables pero es verdad también que algunos tienen mayores responsabilidades que otros, y nosotros, los hinchas, nos llevamos siempre la peor parte. Nos toca sufrir cada fin de semana las derrotas y sin embargo siempre estamos atrás de estos colores apoyando incondicionalmente, cuando sea y donde sea. Nosotros no fallamos nunca. Somos de fierro. Así que esto tiene que cambiar, no podemos dejar pasar más tiempo, de una vez por todas, debemos volver a ser lo que alguna vez fuimos, queremos volver a gritar ¡dale campeón!
Los jugadores y los directivos tienen que cambiar. No podemos seguir permitiendo que se degrade el buen nombre que adquirió nuestro querido club allá por los tiempos en que Rigadé, Compusi, Trocca y Lavallén nos enaltecían ganando campeonatos y dando cátedra de buen fútbol, cuando el mundo nos apodó “los malabaristas de la nro. 5”, queremos buen fútbol señor, queremos baile, toque y malabar, como antes. Queremos que vuelva nuestro fútbol de galera y bastón. Por eso le digo, estamos cansados de dirigentes que trafican con nuestros colores del alma. Usted sabe de quién hablo, no hace falta dar nombres. Pero sepa que de no mediar cambios en lo que respecta a la comisión directiva empezaremos nosotros a tomar las riendas del club, primero arrearemos con todos aquellos que día tras día nos roban los sueños de volver a ser un club grande. No les daremos tregua y si hay que dar leña, daremos leña. Con esas cosas no jugamos, somos capaces de colgarlos de la plaza pública del barrio si es necesario. Y una vez que hayamos barrido con toda la escoria que circunda las tribunas de nuestro querido estadio atacaremos sin piedad a esos que se hacen llamar jugadores, porque nosotros sabemos igual que ustedes que de profesionales estos pibes no tienen nada. Estamos enterados de las fiestas que hacen hasta altas horas de la noche, en donde corre el alcohol como agua de manantial. Y sabemos además que son instruidos por sus propios representantes a no exigirse y a cuidar el físico cuando una venta está a punto de concretarse, perjudicando así no sólo a sus compañeros sino también a nosotros, el club. Porque el club somos nosotros, sus hinchas y eso debe quedarle claro a todos. Somos nosotros que hacemos que esta gran institución tenga vida, somos el alma del club, los que dan todo sin esperar nada, esos somos nosotros, los hinchas.    
Espero que le haya quedado clara la posición intransigente que hoy toma la barrabrava. Y si quiere entender esto como una amenaza, pues bien, es una amenaza, lisa y llana.
Ya sabe, como no ponga más micros para llevarnos a la cancha, nos deje hacer nuestros negociados, como no nos saque a la policía del medio, como no nos pague nuestros honorarios puntualmente y con un 30% de aumento, atacaremos impiadosamente a propios y extraños para limpiar a nuestro amado club de ajenos e indeseables.
Por Esteban Marcussi

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