"Mi amada Miss Liberty" (Consejo para corazones rotos y ciegos de amor en política internacional)

Esa mina nunca te quiso, le dije.
No es cierto eso de que ella fue cambiando con el tiempo. No es verdad que al principio las cosas eran diferentes y que con los años y el transcurrir de la vida la situación empeoró. La mina fue siempre igual, te detestó siempre, le repugnaste siempre.
Fuiste vos el que cambió. Al principio estabas tan embobado con su belleza y su supuesta perfección que le dabas una magnitud desproporcionada a los mínimos favores que te hacía, mientras hacías oído sordo a sus infinitos desprecios. Fuiste vos el que a fuerza de cachetazos y a fuerza de puñaladas empezaste a desdibujar el idilio y a verla tal cual era.
Hoy la mina te desprecia tanto como cuando la conociste, pero recién ahora te estás despertando del metejón. Un poco tarde, pero al menos te estás dando cuenta.
Al principio la ponías como ejemplo, te parecía radiante y vanguardista; joven, moderna y feliz.
Y hasta te parecía que sus celos eran sólo una manifestación de su amor. Creías que ella te quería tanto que te quería para ella sola y que por eso detestaba que tuvieras amigos. No te gustaba mucho la situación, pero la bancabas en pos de sostener tu relación, que hasta llegó a ser carnal.
Creías que ella te amaba, pero lo cierto es que siempre te vio como a un un negro de mierda. Sólo te bancaba porque tenía para sacarte. Hoy, que te limpió, levantó un muro al frente de la que era tu casa y no te deja pasar ni a buscar los calzoncillos que dejaste olvidados cuando te sacó a patadas.

Pero no te sientas del todo mal. No fuiste el único infeliz al que engañó. Fuimos unos cuantos los que en su momento la contemplábamos embelesados y caímos como boludos ante sus encantos. Y a todos nos fue igual, a todos nos usó, nos desplumó y después nos soltó los perros.
Sin embargo hoy, los que caímos en sus redes pero sobrevivimos para contarlo, estamos empezando a recuperarnos, a dialogar y a hacernos amigos hasta con los vecinos de enfrente (a los que no nos dejaba ni saludar). Y pensar que antes ni nos dirigíamos la palabra, peleándonos y compitiendo por sus favores y por su amor.
Así que venite para el barrio, olvidala de una vez por todas y juntate con nosotros. Somos cada vez más y sinceramente queremos que te nos unas. Acá vas a conocer a mujeres que son mujeres y no minitas. Y te prometo que cuando las conozcas te vas a enamorar en serio.

Ahora que lo pienso, creo que al fin y al cabo tenés razón. La verdad es que Miss Liberty también cambió en estos años. Perdió los pocos modales que tenía, no se cuida en lo más mínimo, y aunque compra amistades, paga placeres, toma venganzas y hace y deshace a su antojo con aires de gran señora, ya no hay perfume que tape la baranda a culo sucio que tiene, ni jabón que disimule el olor a muerte que despide.

Lucas Bols
Mendoza, 11 de enero de 2012

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